jueves, 28 de febrero de 2013

Dishonored

Un protagonista traicionado, una conspiración para recuperar el poder arrebatado y devolverlo a quien corresponde, y una plaga que se extiende por toda una ciudad es el marco en el que nos sitúan los primeros minutos de Dishonored.
La historia guiará al guardaespaldas de la Emperatriz Jessamine Kaldwin, Corvo Attano,  por un camino de venganza y violencia (sorprendentemente opcional) para lograr el objetivo de averiguar quién traicionó realmente a la Emperatriz, e intentar acabar con la corrupción que pudre la ciudad de Dunwall desde los cimientos hasta el gobierno.

Para llevar a cabo sus planes, Corvo cuenta con una serie de compañeros, entre los que se encuentran el inventor-ingeniero Piero Joplin, y los integrantes de la conspiración para recuperar el poder (el almirante Havelock, entre otros). Además, existe un personaje que añade aún más personalidad e interés a la ciudad. Se trata del Forastero, o The Outsider, el cual hace apariciones espontáneas al recoger cierto número de Runas o encontrar sus Altares. Éste personaje se limita a ayudar a ciertos personajes, entre ellos a Corvo, dotándolos de poderes sobrenaturales que pueden ampliarse con el canje de Runas.
El Forastero es uno de los personajes más curiosos, porque parece no preocuparse por la situación, y tan sólo busca la diversión a través de modificar el comportamiento de ciudadanos. (Se parece a Johnny Depp, verdad?)

Sin embargo, sin la mecánica que propone Dishonored, todo lo anterior podría considerarse original, pero no innovador. Dishonored toma mecánicas parecidas de juegos como Deus Ex, y las aplica a una historia sangrienta y fascinante, que permite múltiples posibilidades para cada misión. La exploración y la paciencia tienen su recompensa, como ya ocurría en Bioshock, donde se podían encontrar diarios escondidos, objetos poco comunes, o pistas importantes sobre cómo abordar una situación. Por otro lado, no es de extrañar que las decisiones tomadas en una misión (no matar a un personaje determinado, o no dejarse ver ante cierto personaje) tienen repercusiones importantes en misiones sucesivas.

Dishonored consiste en una serie de consecuencias evidentes para cada acción, consecuencias que pueden no ser previstas, pero sí son tremendamente coherentes y añaden una solidez al conjunto del juego que hace valer cada hora invertida en búsquedas de rutas alternativas o personajes secundarios útiles. Por si fuera poco, en las decisiones tomadas no existen esos extremos molestos de o rojo o azul ( cosechar o rescatar, Mass Effect) sino que podemos, por ejemplo, llevar a cabo una misión secundaria de forma que obtengamos mayor beneficio que si la realizáramos de otra forma, o incluso combinar dos misiones opcionales en una y cumplir dos objetivos realizando la misma acción.
Por último, tenemos un envoltorio gráfico que, sin ser deslumbrante (en Xbox 360), permite movimientos y jugadas totalmente naturales que el entorno admite sin problemas. Me explico, el hecho de que haya un panel publicitario vertical nos permite subirnos a él, tener una mayor visión del terreno, y actuar como mejor consideremos. Todo ello sin tener que recurrir a escaleras, ni flechas indicadoras que nos guíen paso a paso.
El apartado visual, como hemos dicho, es limitado en las distancias cortas, pero los atardeceres o los edificios lejanos son una maravilla a contemplar, y desde luego que el arte conceptual de la publicidad, el nombre de los edificios e incluso las pintadas en la pared acerca de la plaga (la cual tiene el papel de aumentar a medida que la matanza de Corvo prosigue) son dignas de contemplar, ya que están trabajadas y cuidadas al detalle.
En definitiva, Dishonored es uno de esos títulos que molesta ver calificados como ''FPS''. Por dos razones, por compartir categoría en las tiendas con el enorme montón de FPS; y segunda, porque es un juego que contiene mucho más que disparos y sangre, existen aspectos como la relación de Corvo con la hija de la Emperatriz que trascienden los tiros y añaden una mayor complejidad a la corrupta y abandonada ciudad de Dunwall.

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