Este es un post de opinión, a si que pido por favor que nadie se sienta mal ni discrimine a este blog por ello. Todo esto viene por una noticia que he leído, pero que se repite año tras año. Jugar a videojuegos crea adicción y es insano... sí, otra vez. No me gusta dar bombo a estas noticias, soy un fiel creyente de que si algo no te gusta no lo digas, di lo que te gusta, pero es que ya no me aguantaba más.
Y cual es el artículo de la discordia... uno en el que a Michael Phelps, nadador profesional ha confesado que juega más de 30 horas a la semana a Call of Duty online. Según la presidenta de Online Gamers Anonymous el juego no debe superar las dos horas diarias, recordemos que esta asociación es estadounidenses, por lo que Phelps se acerca peligrosamente al número de adicto y podría generarle graves problemas...
Bien, es hora de explayarse. Lo primero, esa mujer no sabe de lo que habla y repetiré lo que digo a todos aquellos ignorantes que creen que jugar mucho es una adicción:
El que lee 30 horas a la semana es un intelectual, el que hace deporte se cuida, el que escucha música melómano... y así podría seguir sin parar. En cambio si juegas eres un adicto, el estigma de siempre. Vamos a ver señores, está más que demostrado que jugar ayuda a mejorar los reflejos, en la toma de decisiones, coordinación ojo mano, activa nuestro cerebro, aprendemos historia (Assassin's Creed), despierta la imaginación (The Journey), ciencias sociales (Mass Effect)... podría continuar dando cientos de ejemplo y aún queda mucho por hacer en los videojuegos.
A lo que me refiero es que los videojuegos no son algo oscuro y sigo sin entender como hay gente que aún cree esto. No entiendo como puede ser que la sociedad siga viendo a los gamers como gente oscura y sin vida social con el esfuerzo que hizo Nintendo por tirar este muro y lo hace ahora el resto de compañías.
Puede que esto ocurra porque los que juegan a Wii o Kinect no se les ve como jugadores, pero más de uno conocerá a ese amigo que supera su récord una y otra vez. Que está horas mejorando su técnica y tiene la bola estrellada en Wii Sport. En parte es culpa nuestra, porque tampoco consideramos jugadores hardcore a estos nuevo llegados, pero lo son.
Hay que abrirse al mundo. Enseñarle al mundo que los videojuegos no son malos, al igual que tampoco lo son el cine o la música. Del mismo modo hay que educar a los padres que si no compras porno a tu hijo de 13 años no hay que comprarle un GTA, y esto lo he visto en un Game, una madre comprando el GTA4 a su hijo a pesar de la advertencia del vendedor. Es curioso que esto ocurra en los videojuegos siendo el ocio mejor controlado y catalogado con las etiquetas PEGI.
En resumen, debemos educar a la gente que los juegos, por llamarse juegos, no son solo para niños y que de hecho pueden ser perjudiciales para estos si juegan a un juego que no deben ver. Tampoco podemos llamar enfermos a los que juegan muchas horas, siempre y cuando no les impida hacer otras cosas, porque sino sería enfermedad casi todo lo que hacemos en la vida. Y sí, sí hay adictos a los videojuegos, pero también los hay al deporte, la lectura, cine... pero es porque hay un problema de trasfondo, no porque el hobby que realizan sea adictivo.
Vía: EuroSport
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