El invento fue todo un éxito, los compañeros de William le felicitaron por el trabajo y las visitas hacían colas para probar aquel nuevo invento. Sabed que William nunca reclamó el invento como suyo ni lo patentó, no quiso ser recordado por algo así. Si hubiera reclamado el concepto videojuegos como suyo se habría convertido en uno de los hombre más ricos hoy día. Al final se olvidó del proyecto y a los dos años fue sustituido por otro más espectacular. Hoy día el original sigue guardado como una reliquia.
En 1961 Steve Russell, aficionado a los cómics y las películas de serie B, empezó a jugar con el último ordenador que llegó a su facultad en el MIT. El ordenador, con una pantalla hexagonal y del tamaño de una librería fue usado para crear un juego de naves espaciales que se titularía Spacewar. Se trataba de dos naves que flotaban en un fondo oscuro y se disparaban misiles mediante tres botones, uno para girar, otro para propulsarse y otro para atacar. El juego fue un éxito en toda la universidad y pronto se corrió la voz. La gente jugaba con más parámetros añadiendo planetas y estrellas para jugar con los campos gravitatorios y Steve incorporó nuevos movimientos como el salto al hiperespacio. Al final fue tal el éxito que se plantearon venderlo a otras universidades. Por suerte o desgracia Steve era muy vago y acabó olvidándose y perdiendo interés por el juego y se liberó a todas las universidades.
El siguiente paso fue crucial para el futuro de los videojuegos, porque, aunque hubiera ocurrido de otras mil maneras solo fue una persona la que se fijó en el invento de Steve, Nolan Bushnell.
Nolan Bushnell vio el juego Spacewar de Steve en la Universidad de Utah. A Nolan siempre le había gustado la tecnología y se le daba bien la electrónica y en la época universitaria se dio cuenta de lo mucho que le gustaría trabajar haciendo videojuegos. El chico joven perdió todo el dinero al póker y tubvo que trabajar en una feria, pero enseguida lo trasladaron a los salones recreativos de la época. Nolan aprendió sobre esos juegos y no paraba de tocar el Spacewar, hasta que finalmente en el laboratoria de la universidad comenzó a crear sus propios juegos.
Su primer juego fue un tres en raya, algo en lo que trabajaba en la feria, después una versión 3D del mismo y finalmente un éxito llamado Fox and Geese. Se trataba de un juego en el que una O tenía que atrapar a unas X pero si las X se reunían en tres la O moría. Fue el primero en desarrollar inteligencia artificial, puesto que las X se reunían para atacar a la O.
Tras los años locos de la universidad se puso a trabajar en serio en un proyecto que creía lo llevaría a lo más alto, una máquina arcade de su juego favorito: Spacewar. Compró las piezas poco a poco puesto que no tenía dinero suficiente para comprar un ordenador (en aquella época algo prohibitivo). Convenciendo a los proveedores de que estaba montando algo grande, lograba descuentos y piezas gratuitas. Al final acabó su máquina en 1970. El prototipo fue venido a Nutting, una empresa que se dedicaba a la fabricación y venta de mesas de pinball. Nolan les dijo como debía ser la máquina por fuera y que se adjuntara con un manual de instrucciones.
El prototipo fue un fracaso, la gente no leía el manual y unos pocos jugaban. Nolan, sabiendo ahora como vender máquinas propuso nuevas ideas a Nutting. Por desgracia para el creador su manera de hablar no era la más conveniente en una empresa y su chulería aparente y prepotencia le hizo perder su puesto en la empresa, eso, y que exigió la tercera parte de la misma por sus ideas innovadoras.
Nolan era un culo inquieto y por supuesto eso no lo paró, y en 1972 creó Atari, una empresa que se dedicaría a la fabricación de máquinas recreativas.
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